Todo está lleno de amor


“You'll be given love
You'll be taken care of.
You'll be given love
You have to trust it”.

– Björk.

 

1

 
El amor es una nube.
Una nube blanca que aparece y se dispersa repentinamente 
en el espacio aéreo, 
sobre las azoteas 
de los edificios que todavía están en pie, 
en un barrio al norte de Gaza. 
 
Ese amor podría quemarte la piel hasta los huesos 
(si no corres a refugiarte, bajo la tierra, al escuchar el estallido previo).
Ese amor, de niebla, se confunde con el polvo de los escombros
y ensordece tanto 
como los lamentos de madres, hermanas y hermanos.
 
Ese amor es sangre que te empapa y que luego se diluye, 
descubriendo los intestinos 
en el abdomen reventado 
de tu pequeña hija.

 
2
 
 
El amor es un eurocongresista obstinado
en esparcir la libertad;
los vientos septentrionales, 
hacia todo el Sur Global. 
El amor está en las manos de ese jardinero del edén de la democracia, 
en su dedicación devota y
también en sus contradicciones 
(resultantes del monitoreo de la “opinión pública” 
por una ingrata parte
de su equipo de asesores).
 
Al otro lado del Atlántico: Joe Biden te ama. Trump te ama. 
Elon Musk y Jeff Bezos están llenos de amor.
 
Existen también amores tropicales, 
como los de Dina Boluarte y Jair Bolsonaro y sus hijos.
O como los de Germán Larrea y Ricardo Salinas Pliego, por poner unos ejemplos, 
pero nadie ama 
tan dulcemente en estas tierras 
como Daniel Servitje. 
 
El amor es una pandemia de harinas edulcoradas
que se amasa con mano de obra eminentemente mexicana; 
aspiracionista y explotada (en términos generales).
 
 
 
3
 
 
Pero, ahora más que nunca, el amor es la libertad. 
 
Y la libertad, es bien sabido, es una motosierra. 
 
La motosierra desgaja a la moral, al estómago y a la fe 
y con los restos alimenta el fuego lento de la usurpación,
para el usufructo de un puñado 
y el hambre de millones.
 
El amor volvió y es millones. 
El amor son los millones del Fondo Monetario Internacional.

 
4
 
 
El amor sigue al aire. 
Se mantiene en el espectro radioeléctrico 
gracias a todos los enamorados. 
 
Los juicios sumarios, 
las batallas de pobres contra pobres, 
las consejas de filántropos y providas, en fin, 
fluyen aún en las pantallas planas. 
Se les puede ver incluso transitando de un dispositivo a otro, 
infiltrándose en la web. 
Ya no son lo mismo de antes, desde luego, 
pero siguen proclamando amor
(sobre todo, el amor a sus autores). 

Más allá del teleprompter está su propio reflejo. 
Un rostro límpido, dispuesto a plantarse contra la verdad,
 
por amor. 
 
El amor es dinero.
Un condo en Miami.
 
 
 
5

 
El amor se acerca ya a su punto efervescente.
Un día no basta para el amor y por eso, un día sí y otro también, 
el Ente 
        Demente 
              bombardea Palestina.
 
El amor, por supuesto, es un genocidio
y reclama cada vez más sangre. 
Putin no ha amado lo suficiente pero su esmero es considerable. 
El actor que mandata en Ucrania sabe más del amor que aquellos a quienes ama. 
He visto, lo juro, cómo se cristaliza su mirada
cuando la atrapa una cámara 
en tiempo real 
(aunque ha ocurrido en un ambiente perfectamente controlado, 
hay que apuntar).
 
 
En fin, hermanxs, que estamos en la víspera. 
En la era de la consumación del #AmorTotal. 
La hora nos llega.
El momento en el que alcanzaremos la cima del monte y su templo
y juntos, todos y todas
–¡Hoshana!–
aprenderemos a amar.
 
A amar a Netanyahu.

 
 
 
 
 


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